4 de septiembre: día del inmigrante
Entre los años 1870 y 1914 arribaron a la Argentina alrededor de 7 millones de personas provenientes de diversos países -fundamentalmente europeos-. Esta fue la mayor corriente de poblamiento inmigratorio del período en relación a la población originaria, aunque muchos de ellos, más de 4 millones se fueron, sea para retornar o para seguir hacia otro destino.
Sin embargo, fueron muchos los inmigrantes que decidieron radicarse definitivamente en este país y que apostaron a desarrollar una vida ligada al trabajo, al esfuerzo personal; y vislumbraron que aquí podían cimentar una familia e insertarse en una sociedad que prometía, en aquellas décadas de finales de siglo XIX, asemejarse a las que ellos habían dejado.
En este período la dinámica e importancia de las inmigraciones europeas fue determinante en la conformación de la sociedad del partido de Maipú, provincia de Buenos, entre los años 1850 y 1920.
La población en Argentina se incrementó aceleradamente con la llegada de los inmigrantes, es su gran mayoría provenientes de Europa, que aportaron a esta sociedad sus culturas, costumbres, y que en algunos casos han dejado sus legados imborrables en el tiempo.
Los inmigrantes europeos fueron los tomadores de las más importantes decisiones en los planos políticos, sociales, deportivos y culturales. Llegaban con maletas cargadas de problemas, pero también de soluciones. Oficios nuevos que permitieron contar con nuevas hortalizas, trajeron además ritmos de ahorro y de trabajo distintos, costumbres higiénicas y sociales diferentes, pero que sin embargo no fue un obstáculo para que en pocos años fueran actores claves en la vida de Maipú, al punto tal que prácticamente todos los nuevos oficios que aparecen en el censo de 1895 estaban ejercidos por italianos, españoles y franceses
En el caso de Maipú, localizado a 270 km del principal puerto de ingreso al país, llegaron a ser la cuarta parte de la población, siendo muchos de ellos motores del progreso social y económico local.
A los vascos, los adelantados en llegar a nuestras tierras, rápidamente se le sumaron los italianos; mientras que los primeros de destacaron como productores ganaderos, localizándose en su gran mayoría en el campo, los segundos en cambio, en su gran mayoría se dedicaron a desarrollar profesiones y oficios más urbanas, colaborando a incrementar la población del pueblo de Maipú que se estaba consolidando, desde sus orígenes alrededor de 1870.
Los inmigrantes italianos que ya para finales del siglo XIX se habían convertido en la primera colectividad en Maipú, desarrollaron en su mayoría los nuevos oficios que comienzan a surgir por aquellos años.
Nuevos oficios y profesiones que surgen a finales del siglo XIX: Cuando ser “zapatero” es sinónimo de "italianidad"

Aprovechando que en este mes de septiembre también se celebra el día del “zapatero”, aprovechamos y homenajeamos a estos “artesanos” del calzado recordando a aquellos inmigrantes italianos que trajeron en sus maletas este noble oficio a nuestro Maipú.
No hay oficio que este más asociado a la italianidad que el de zapatero. Para el censo de 1895, 20 personas declararon tener el oficio de zapatero y 15 de ellos eran provenientes de Italia. Todos ellos, además, estaban localizados en la planta urbana, y se encuentran algunas situaciones particulares de hijos que confirman el oficio de su padre, y esposas que adquieren el de su marido.
Los siguientes son los italianos zapateros que residían en Maipú en 1895:
De Carli, Cayetano (53)
Corti, Carlos (55)
Arnossi, Ernesto (32) "La Garibaldina"
Sivori, Agustin (42)
Alecandos, Agustin (66)
Napolitano, Carmelo (32)
Napolitano, Leonardo (63)
Siciamilli, Silvenio (29)
Bosano, Jose (30)
Camet, Juan (30)
Arriole, David (28)
Fertitta, Vicente (50)
Arnossi, Enrique (36)
Napolitano, Luis (34)
Napolitano, Nuncia (30)
A continuación, analizamos tres casos que resultan sumamente interesantes para conocer como los oficios eran adoptados por los hijos, pero también peor otros integrantes de la familia.
Caso 1. Un caso interesante para destacar es el de la familia Napolitano y su relación con la profesión de zapatero, que era Ilevada a cabo por el padre Leonardo (63) y sus hijos Carmelo (32) y Luis (34).
El padre de la familia, Luis, estaba casado en Teresa (50); mientras que Carmelo lo había hecho con Josefa (22). Además, otra hija del matrimonio, Teresa (19) convivía con ellos. Todos vivían en la misma vivienda.
El otro hijo, también radicado en la planta urbana, Luis, vivía en otra vivienda con su esposa Nuncia (30), que además, también tenía el oficio de zapatera.
Esto muestra un caso de una familia completa que de seguro pudieron instalarse en Maipú manteniendo un oficio que trajeron desde la península.
Caso 2: Carlos Corti (55) era oriundo de Italia, y estaba casado con su conciudadana Josefa Camesoni (51). Carlos era zapatero, oficio que trajo en sus maletas de su terruño natal cuando decidió probar suerte en este continente, y que aquí continuo ejerciendo.
Aquí nacieron sus hijos Carlos (18) y Cecilia (20) y Romualdo (16), y el mayor de ellos cumpliendo seguro con un legado familiar adoptó el mismo oficio.
Pero lo Ilamativo en este caso es que en la misma hoja del censo, y a continuación, fueron censados los italianos Ernesto Arnossi (32) y Agustin Sivori (42), ambos solteros y nacidos en Italia. Esto permite suponer que todos ellos estaban viviendo en la misma vivienda y quizá allí mismo hayan tenido el taller de zapatería.
Caso 3: Juan Carnet (30), casado también con una "paisana", Angela Riese (24), tuvieron varios hijos en Argentina. Con ellos vivía también Francisco Carnet (17), nacido en Argentina, quien abrazaba también el noble oficio de zapatero.
De esta manera recordamos a todos los inmigrantes, los de antes y también a los de ahora. Con perfiles, orígenes, condiciones y contextos muy distintos, llegan a Maipú para aportar el engrandecimiento de este pueblo con su trabajo, su cultura y sus costumbres.