Maipú…Transitando su bicentenario
Maipú…Transitando su bicentenario (Parte 1)
Prof. Gustavo J. Annessi
La mayoría de los pueblos no tienen un acta de fundación, sino que sus orígenes obedecen a complejos procesos de conformación, algunos lentos, otros más acelerados, pero que en todos los casos resulta imposible establecer una fecha determinada de fundación.
Los orígenes de los pueblos pueden ser varios: la llegada de los nuevos pobladores a un sitio, la inauguración de un fuerte en aquellos casos de pueblos de avanzada en la frontera, la aprobación del trazado del ejido urbano en otras, el paso del ferrocarril en las más modernas, por citar solo algunos casos. Salvo escasos ejemplos, antes de las fechas consideradas como fundacionales, estos lugares han transitado distintos procesos de ocupación del espacio y de territorialización por pioneros que se adelantaron con diferentes intencionalidades: relevamientos para conocer las potencialidades del lugar para posteriores ocupaciones o para posibles batallas, o sencillamente, para planificar nuevos pueblos. En la conformación de una identidad, conocer la historia es tan importante como la cultura y el territorio. Crear la identidad de un pueblo es crear la historia.
La selección de los hechos a destacar, conmemorar o celebrar no es azarosa. Intentan resaltar algunos hechos, o personajes, y de esa manera instaurar una “edad de oro”, que será recordada cada año y realzada por toda la comunidad. “Cualquier selección de hechos históricos tiende a dar prioridad a algún tipo de acciones en lugar de a otras” (Taylor 1994:187). Claramente la edad de oro establecida en Maipú es la década de 1870, invisibilizando al menos un siglo de historia de ocupación y territorialización, y fundamentalmente destacados acontecimientos que se fueron concatenando luego de la Revolución de Mayo hasta mediados de la década de 20 del siglo XIX.
Sobre los orígenes del partido de Maipú. Breves apuntes en su Bicentenario.
Monsalvo, tierra al sur del río Salado, comienza a desarrollarse al final del siglo XVII, cuando los habitantes de esta región intercambiaban cueros y plumas de los animales que poblaban las numerosas lagunas y el carbón que se producía con la leña de los talas en la zona conocida como los “Montes Grandes de Monsalvo”. Los habitantes que poblaban estos pagos se dedicaban a las actividades mencionadas, muchos de ellos refugiados de la justicia de Bs. As. y otros intercambiando mercaderías con los indígenas que poblaban la zona, favorecidos por la abundancia de ganado cimarrón, que se alimentaba libremente, aprovechando las numerosas aguadas. Los aborígenes habitantes de esta zona efectuaban comercio con los que poblaban las sierras de Tandil, generando rutas, denominadas rastrilladas, entre la sierra y la depresión del Salado.
Numerosos expedicionarios desde Juan de Garay, visitaron esta zona buscando sostenes logísticos para comerciar e incorporar nuevos territorios. Se destacan en la búsqueda el hallazgo de agua dulce y leña: así es surgen nuevos nombres en los mapas del siglo XVIII, como el Tuyú, Sierra de los Padres, Mar Chiquita, característica toponimia que hoy adornan los mapas actuales.
En 1811, Francisco Ramos Mejía en compañía de algunos hombres de su estancia de Buenos Aires, se internó al sur del río Salado hasta la zona de la laguna Kaquel Huincul y Mari Huinkul, y en 1815 se instaló en la laguna Kaquel Huincul junto a su familia donde fundó la estancia Miraflores.
Un año antes, en 1814 el Capitán Ramón Lara avanzó desde Chascomús en dirección al sur hacia la zona de Kakel Huincul “con un piquete de 50 hombres costeados por los propios hacendados”, a los efectos de proteger la propiedad de algunos arriesgados estancieros, que aprovechaban la numerosa ganadería que poblaba estas regiones abundantes en pastos y aguadas.
Otro hecho significativo para nuestra historia, fue la primera misa celebrada al sur del río Salado, llevada a cabo en Monsalvo, actual partido de Maipú, el 21 de agosto de 1817, donde se firmó el “Acta de Monsalvo”. Este sitio histórico se encuentra el Cuartel VII del partido de Maipú, a 5 kilómetros al sudeste de la estación ferroviaria Segurola y a 90 kilómetros de Dolores. Este hecho nos demuestra la importancia de este espacio geográfico, que era el corazón del partido de Monsalvo, y el centro demográficamente más poblado entre los siglos XVIII y XIX.
Debido a la importancia que había adquirido la zona de la laguna Kaquel Huincul y Miraflores, Lara recibió orden del director Supremo del Estado, de reconocer los terrenos inmediatos a la laguna Kaquel Huincul para formar en ellos una población, establecer en ese lugar, de manera definitiva, un destacamento a su mando y convocar a los vecinos y demás interesados en los terrenos inmediatos a la laguna, donde se iba a formar el pueblo, proyecto que no logró concretarse.
Así llegamos al 7 de marzo de 1820, donde se suscribió un tratado en el campo Miraflores, conocido como “Tratado de Miraflores”, entre el gobierno de Martín Rodríguez, los caciques Ancafilú, Tucumán y Trirnin, además de caciques con tolderías en la zona de Chapaleufú y Sierras del Tandil, representadas por Francisco Ramos Mejía. Este pacto solo va a durar unos pocos meses, ya que el gobernador Martín Rodríguez, el 15 de diciembre de ese año, inicia acciones ofensivas contra los aborígenes. Al respecto, dice Cornell varios años después “desgraciadamente las turbulencias del año 20 y el mal manejo que se tuvo para tratarlos hizo disgustarlos en tiempo del gobierno del General Rodríguez, y se retiraron de Kaquel donde residían las tribus de Ancafilú, Pichiman, Antonio grande y Landao, que vivían pacíficamente agasajados por Don Francisco Ramos Mejía, que permanecía sin ningún temor en su estancia con toda su familia y sin exageración diré, rodeado de estas indiadas”.
Con la detención de Ramos Mejía estaba finalizando quizá el primero de los intentos donde se imaginó una posibilidad de convivencia entre el blanco y los pueblos aborígenes a través de la construcción de puentes transitables en ambas direcciones.
Sin embargo, este territorio seguía atrayendo nuevos pobladores por lo que aumentaron las exigencias de contar con una autoridad que pusiera orden y justicia. Después de varios pedidos y notas cursadas al gobierno de la provincia de Buenos Aires, finalmente el 4 de septiembre de 1822 se aprueba la creación del partido de Monsalvo, de gran extensión territorial.
La enseñanza de las ciencias sociales en la escuela primaria
Como se puede apreciar en estos años se llevaron adelante hechos destacados que marcan los orígenes de Monsalvo, pero sin embargo no tienen la consideración ni el reconocimiento en nuestra historia local. Por su parte, la figura de Ramos Mejía se presenta como desdibujada siendo que fue el pionero en ocupar este territorio y además mantener una relación amable y de comprensión con quienes eran los verdaderos dueños de estas tierras, los pueblos originarios. Esta es una deuda que desde la enseñanza de las ciencias sociales debemos tratar de saldar. Esto nos pone frente a un enorme desafío a todos los docentes que es instalar en las escuelas del distrito que esta historia invisibilizada sea enseñada y se comience a trabajar en las aulas rescatando aquellas personas que fueron trascendentales en otras épocas y que contribuyeron de manera decidida a construir este territorio y esta identidad maipuense.
La proximidad a cumplirse dos siglos del “Tratado de Miraflores”, nos moviliza a poner en la agenda esta fecha trascendental para nuestra historia local, y comenzar a prepararnos para la celebración del bicentenario de la creación del partido de Monsalvo, a cumplirse en el año 2022.
Nota publicada en Semana Maipuense, del día miércoles 4 de marzo de 2020